Son tormentas, aquellas cosas que te dicen y te impactan.
Son tormentas, el conjunto de sensaciones que te vienen a la vez en el momento en que te lo dicen.
Son tormentas, la cantidad de lágrimas derramadas por una verdad que hay que afrontar.
Son tormentas, cuando el dolor te invade por que te lo ocultaron.
Son tormentas, la cantidad de rabia que te envuelve por no poder hacer nada.
Pero como un sabio dijo una vez, toda tormenta trae a su espalda la calma.
Ahora mismo buscar la calma dentro de lo que cabe es irrevocable y totalmente absurdo, estamos en el momento en el que nada nos entra y todo esta confuso, en el momento en el que intentamos buscar soluciones que no existen, en el que pensamos que hay remedios nunca hechos...
Es cuando entramos en la primera etapa, la NEGACIÓN. Todo nos rebota en las mentes y de algún modo pensamos que nada es real, que esto no puede estar pasando y que de algún modo es una broma pesada que nos han querido gastar.
Sin prisas pero sin pausas cambiamos de dirección y empezamos a sentir TRISTEZA. Ahora nos colocamos en el lugar, y nos entra el miedo, el temor, de ahí la ira también.
En algún momento de la vida te paras a pensar que si las cosas no hubieran salido así todo sería mejor, recordamos momentos, simples recuerdos... ACEPTACIÓN.
Pero así son ¿no? Un día normal viene una tormenta que deja secuelas y al día siguiente existe más calma de la normal. Se llama RUTINA
