
En verano nos ponemos propósitos que nunca se cumplen, o se cumplen pero no del todo... por esos propósitos que nos motivan para volver a empezar el curso, pero cuando empezamos todo esta diferente y nos agota, y por mucho que nos lo hayamos currado nos terminamos rindiendo, ¿porque? porque se nos hace muy pesado; y lo más gracioso es que cuando terminas todo de nuevo y vuelve a empezar el verano nos ponemos los mismos propósitos aún sabiendo que pasará lo mismo, entonces sabemos que en verano tenemos ganas de hacer de todo, de comernos el mundo, de estudiar a reventar, de hacer mil cosas, porque ahora que no tenemos nada que hacer, ¿con que nos entretenemos?...
Por eso cada verano es especial... es donde más motivados estamos.